Este es un cuento que no merece nombre (y no lo publico muy convencido)

"Tormenta", pensé a la vez que respiraba el aire electrificado. Estaba contento, tanto como para levantarme con tiempo para no llegar atrasado a clases. La micro estaba en la esquina así que corrí para alcanzarla, me senté y abrí el libro de Kavafis al azar ¿sería coincidencia que justo fuera "Las velas"?
- ¿Martín?, sí, tú eres Martín- la miré como si estubiera saliendo de una madriguera, me costó reconocerla.
- Ah, tú eres...
- Sonia, amiga de la Marla. De más que no te acuerdas de mí si nos vimos una sóla vez- La miré mejor y vi un dejo de tristeza en sus ojos.
- La Marla... Ah ya, la Marla! ¿Y cómo está ella?
- Se murió.
Soy el corazón en paro y el estómago revuelto de Jack.
>
El cementerio estaba frío, no sé porque me imaginé una ciudad en ruinas. Caminaba entre las tumbas buscando una que pareciese nueva. Cuando la encontré me dolía la cabeza, más que nunca necesitaba un trago. Me senté en la tumba de al lado y miré la loza blanca, con el nombre escrito a golpes de cincel. Trataba de imaginarla como cuando la conocí, de dibujar su rostro en mi mente, pero ya no me acordaba. No podía alejar mis ojos de la tumba, era como si la viera a través de la lápida, pero no podía ver su cara, se borraba y se fundía con la de otras que podrían estar allí. Otras que fueron amor por una noche, que fueron una o dos citas, una o dos tazas de café, una o dos entradas al cine, a la discoteque, al teatro. Ciento noventa pasos del cine a la micro, media hora de asiento compartido, un beso, una caricia, una cama, un te llamo... un olvido.
- ¿Martín?, sí, tú eres Martín- la miré como si estubiera saliendo de una madriguera, me costó reconocerla.
- Ah, tú eres...
- Sonia, amiga de la Marla. De más que no te acuerdas de mí si nos vimos una sóla vez- La miré mejor y vi un dejo de tristeza en sus ojos.
- La Marla... Ah ya, la Marla! ¿Y cómo está ella?
- Se murió.
Soy el corazón en paro y el estómago revuelto de Jack.
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El cementerio estaba frío, no sé porque me imaginé una ciudad en ruinas. Caminaba entre las tumbas buscando una que pareciese nueva. Cuando la encontré me dolía la cabeza, más que nunca necesitaba un trago. Me senté en la tumba de al lado y miré la loza blanca, con el nombre escrito a golpes de cincel. Trataba de imaginarla como cuando la conocí, de dibujar su rostro en mi mente, pero ya no me acordaba. No podía alejar mis ojos de la tumba, era como si la viera a través de la lápida, pero no podía ver su cara, se borraba y se fundía con la de otras que podrían estar allí. Otras que fueron amor por una noche, que fueron una o dos citas, una o dos tazas de café, una o dos entradas al cine, a la discoteque, al teatro. Ciento noventa pasos del cine a la micro, media hora de asiento compartido, un beso, una caricia, una cama, un te llamo... un olvido.
Unos granizos me sacaron del ensueño, mi ropa empapada me hizo caer en cuenta que hacía mucho que llovía, habían truenos, los escuché pero pensé que los imaginaba. Miré la flor que sostenía con fuerza en las manos, los granizos comenzaron a desojar uno por uno los petalos que caían en la tumba, miré el tallo vacío, solo, y supe que era el mejor regalo que yo podía dejarle.
3 Comments:
ta bueno, ta bueno, ta bueno, ta bueno. por cierto los granizos son cada vez mas grandes, por suerte mi vaso esta vacio, solo falta el ron.
www.demasiadoaburrido.blogspot.com
jaimico
8:01 p. m., noviembre 03, 2005
esta bueno... es como estar viendo una pelicula de david lynch, medio vivo-muerto; realidad -ficción.
9:25 p. m., noviembre 04, 2005
un poco raya'o con fight club??
esta semana fue la semana de esa pelicula...quiero una explosión, pero ya no hay fabricante de jabones...
me gusto de tu cuento la "sorpresa", otro simplemente hubiera mirado los granizos y se hubiese fastiado por bajarse de la micro granizando...me lo imagino con estetica Coppola...hahaha
xiau mau'!
espero leer mas!
6:56 p. m., noviembre 05, 2005
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