Todo está lejos. Todo es una copia, de una copia, de una copia.

miércoles, marzo 22, 2006

Vacío


El calor es aplastante. Se palpa el sudor de las sienes y piensa que se derrite tal como el Chocolito que baña sus dedos con chocolate. Termina el helado y se limpia con el pasto. "No es una buena hora" piensa mientras observa como la gente camina atontada por el sol. "Por lo menos tengo este árbol" dice entre dientes mirando con desconfianza las pocas ramas sobre su cabeza.
- Hola, me atrasé un poco- tenía la perfecta sonrisa de siempre, pero él ya no se dejaba engañar por esos trucos, veía la sombra que oscurecía su rostro más de lo que el árbol permitía.
- No importa, acabo de llegar- mintió.
- Bueno, ¿vamos?

Se levantó con dificultad, se acercó para saludarla optando por el siempre adecuado beso en la mejilla. Caminaron por el parque, compraron bebidas y se sentaron bajo un árbol que parecía frondoso, ella hablaba por hablar, por rellenar el espacio, él la escuchaba simulando interés. Ella hablaba de su carrera, de los problemas con sus viejos, de su pega, etc.
La escuchaba despotricar, más por elegancia que por convicción, contra el consumismo y la sociedad individualista mientras pensaba en las veces que la había visto gastar cien lucas en cds, o en su closet lleno de ropa, usada, pero ropa al fin, o en como había prejuzgado a todos sus amigos tildándolos de borrachos inadaptados "incapaces de jugársela de verdad por algo" había dicho con tono de superioridad, jaja, como si ella alguna vez hubiera hecho algo realmente importante. Después ella le habló de su "estoy muy convencida que no existe" ateísmo, pero él recordaba que un día no lo acompañó a carretear porque su vieja quería que la acompañara a la vigilia del Padre Hurtado. Después le habló de Glaubert Rocha, jajaja, lo mismo que él había leido en una revista "alternativadedistribucióngratuita". Él la escuchaba y la miraba incrédulo, definitivamente en dos meses pasan muchas cosas, antes le encantaba conversar con ella, ahora la encontraba patética.
- ¿Vamos al cine?- dijo de la nada "Ahí vas a tener que quedarte callada" pensó en seguida.
- Bueno, quiero ir a ver Capote- respondió con indiferencia. "No me toma en serio ¿qué hago perdiendo mi tiempo con este loser?" pensó ella.

"Este hueón cree que soy una inconsistente, me escucha con cara de atención mientras se caga de la risa de mí. Apuesto que cuando le hablé del consumismo estaba pensado en lo que gasto en cds y ropa, no entiende nada. Le gusta pararse en su papel de inadaptado y no hacer nada por nada. Hace un año que salimos y nos acostamos, pero jamás ha tenido una palabra de cariño para mí. Y ahora, después de no vernos dos meses me saluda con un beso en la mejilla el muy maricón" Todo esto y mucho más pensaba ella mientras veían la película. Entonces, sin decir nada, lo miró con odio y él le sonrió con sorna. "Permiso, me voy" masculló ella entre dientes. Él sólo levantó los hombros.
Salió del cine y tomó el primer taxi, lloraba de rabia mientras se internaba en el vacío. Lo amaba.
Cuando él salió del cine se encontró una calle vacía "esta mina nunca entendió nada" pensó. Caminó sin rumbo un rato, era de noche, pero hacía más calor que en la tarde, estaba seriamente podrido, abrumado por las cirscunstancias, sin saber por qué tomó su celular y la llamó. Pero tenía, otra vez, el vacío delante de sí.

miércoles, marzo 15, 2006

Adios al pucho



Amigo pucho, me despido. Cuando aplaste tu cabeza contra el cenicero serás el último de todos los que hayan pasado por mis dedos, tendrás ese previlegio y puedes vanagloriarte de esto en el basural.

Si se fijan bien en la foto de mi perfil verán que tengo un cigarro en la mano. Bueno, pues esa foto, desde ayer, es del recuerdo. He dejado de fumar, uno de los buenos placeres de la vida ya no es para mí. Y no es que mi instinto de autodestrucción (que todos los fumadores tienen) se haya acabado, de hecho no es el miedo al cáncer, o a los infartos, sino el miedo a la impotencia, no estoy dispuesto a arriesgar ni un 1 por ciento por un par de puchos. Además saqué la cuenta y al año gasto como ¡200 lucas en cigarros!! si es que no más ...estar pagando por morir... mejor me muero gratis con el smog natural de Santiago. Y también es por terquedad. El año pasado, cuando se comenzó a fraguar la ley antitabacos prometí que cuando se promulgara dejaría de fumar. Y ya la ley que prohibe, entre otras cosas, fumar en lugares públicos, vender cigarrillos a menos de 100 metros de un colegio y toda publicidad de tabacos, ha salido del congreso y está en manos de la presidenta, o sea su promulgación es cosa de horas, así que tendré que cumplir. Que la ley sea buena o mala me da lo mismo, yo dejo de fumar por mí, y sólo me aprovecho del momento, ya que el que se restrinjan las areas, que el cigarro sea de difícil acceso y que ya no haya publicidad es una ayuda para no caer. Ahora sólo me queda medir mi voluntad.

pd. Lo siento Paje, ahora ¿a quién le vas a bolsear puchos?

lunes, marzo 06, 2006

Lo útil del verano




La soledad en la playa es exquisitamente abrumadora. Mientras espero a mis amigos, que llegan mañana, tengo toda la casa para mí. La casa que he visitado año a año desde que nací, donde no existe un rincón que no conozca de memoria, donde los únicos fantasmas son mis propios fantasmas. Decido no bajar a la playa, no tengo ganas de sociabilizar y se está muy bien en la terraza. Abro una cerveza, enciendo un cigarrillo y me siento a mirar el mar. Quiero escuchar música (recuerden que la olvidé en Santiago), había logrado rescatar algunos viejos casettes de mi casa: Ok computer, King Crimson, 5º sinfonía de Beethoven, la banda sonora de Shine, y un cd de Buena Vista Social Club que me regaló una amiga. Opté por los viejos cubanos. Aspiré el humo con fuerza y decidí (en lo que duró el humo en mis pulmones) todo lo que tenía que decidir en ese momento.
Me sentí bien, liviano, liberado por fin, después de un año, de un peso que guardaba en lo más profundo del alma. Entonces me levanté, sonreí desde el corazón, subí la música y practiqué unos pasos de baile mientras iba por otra cerveza.
Me encontró la noche sentado en la terraza, sigo un impulso y me lanzo escaleras abajo, llego a la playa y me detengo hipnotizado frente al mar, me siento en la arena a ver el mar y las estrellas.
Hay decisiones que liberan el alma, que siempre estuvieron ahí, listas para salir, pero el miedo a radicalizar ciertas cosas no las dejaba. Ahora sé que este año me sonríe, presiento que algo bueno se viene. De mil caminos elegí uno, me decidí por uno que abre un abanico de miles de nuevos caminos que aun no conozco. Empieza marzo y es agradable recomenzar limpio.