Todo está lejos. Todo es una copia, de una copia, de una copia.

miércoles, agosto 31, 2005

Infomentario de TV... Hoy: Embalsamados VIP.


Anoche cagado de frío y agotado de estudiar se me ocurrió prender por un rato el show de las momias (Rojo vip). Por un momento pensé que estaba en la sección de paleontología del museo de historia natural o que veía un documental de las momias chinchorras. Después creía ser pendejo y estar en mi casa viendo "El festival de la una" o "Sábados Gigantes", con Don Francisco con patillas. Patético rayando en lo sublime, con ese escenario digno de "Martes 13" o "Por fin es sábado", y con esos viejos sin voz ni para hablar tratando de resucitar carreras más muertas que Jaime Guzmán o Salvador Allende. Es penoso y entretenido, todo un ejercicio al morbo colectivo que bien merece ser mirado un rato, porque para verlo entero no da la paciencia. Sólo me pregunto ¿Por qué lo anima el pelmazo del Rafa?, Juan La Rivera, Cesar Antonio Santis, Antonio Vodanovic, Javier Miranda, o mejor aún... Enrique Maluenda!!!!, exijo que si la tele me va a ofrecer morbo kitch, la oferta sea completa. Además, faltó Zalo y Juan Antonio Labra, pero está Flor, en fin, todos vamos para allá (a ser viejos, ser patético depende de los gustos de cada quien).
Para verlo media hora, si sólo si (como en matemáticas), no tienes nada más que hacer.

viernes, agosto 26, 2005

Declaración de principios y finales (o mi ego y yo)

Realmente no sé lo que quiero hacer, lo único que tal vez tengo claro en mi vida, es lo que no quiero hacer por ningún motivo. Nunca quiero sentirme esclavo de un trabajo, no quiero sentarme y mirar pasar la vida, no quiero dejar de buscar aquello que busco y aun desconozco, no quiero encontrarlo tampoco, nunca quiero ser un crédulo ni un teórico, espero nunca casarme con una postura que no sea la mia. Tampoco quiero ser tolerante, porque en la tolerancia comienza la discriminación, espero nunca dejar de ver a los otros como personas. Nunca quiero dejar de sorprenderme y maravillarme, ni quiero dejar de asquearme y llorar. Nunca quiero estar tan solo como para no poder mirar a alguien, ni quiero que se me seque el alma por no amar. Pero lo que menos quiero es verme obligado a hacer lo que no quiero.
Y si creen que todo esto no es más que un ejercicio de mi propio ego, dejenme decirles que así es.

lunes, agosto 22, 2005

Una noche (2º parte)

..."y qué queri' que te iga, too el mundo, baila, chupa, envece hacen la sabrosa y enderepente imién se finan. A algunos guones les da por ponerse corbata y enderepente hacer plata (hip), tienen hijos como pa' servir a la humanidad y a su propio culo gual, yo igo que antes e tener hijos hay que tratar e no morirse de hambre" me repetía por enésima vez el viejo al punto que me convidaba del guatero. El otro hace rato que dormía sobre el carretón con el gato en las piernas. "Pero que guá me importa al fin" me dijo cuando se terminó el vino, se puso de pie con dificultad y con un gesto se despidió como si nos fuéramos a ver al día siguiente llevándose mis últimos cigarros "pal camino". Yo me quedé todavía un rato sentado saboreando el rancio vino, pero me tuve que parar cuando unas gotas cayeron en mi cara... (aún sigue)

viernes, agosto 19, 2005

La lucha

¿Debemos lograr que algo cambie realmente? O sea, cuando pasas por la calle una noche y vemos un niño pidiendo plata, o una niñita pintada como puta vendiendo flores. ¿No puedes no sentirte culpable? Pero estamos acostumbrados a todo eso, creemos que con dar una moneda nuestra alma se exculpa, pero nunca hacemos nada. Debemos dejarnos de huevadas, nos encanta revolcarnos en la mierda del mundo, pero nos sentimos incómodos cuando nos lo restregan en la cara, y todo lo solucionamos con una moneda y, a veces, si estamos de buenas, una sonrisa. Sólo somos eso, una moneda y una cara.
Nos escudamos en que somos una generación pajera, pero la verdad es que fuimos criados por el miedo a la lucha, nos crió esa generación que luchó por ideales que no les pertenecían y que sufrieron y murieron por ellos, nos crió esa generación que a punta de armas y amenazas se volvió gris y temerosa. "No te metas en política que te pueden matar" es la consigna bajo la cual crecimos, "el que lucha termina muerto". Entonces que ahora no se quejen si no queremos votar por ellos: sabemos que ni ellos ni nosotros vamos a cambiar nada. Pero nosotros ni siquiera lo hemos querido intentar. No hemos querido gastarnos en ello.

miércoles, agosto 17, 2005

Una noche (1º Parte)

Todo está mojado, mis pulmones respiran una mezcla de humedad con humo de cigarrillo. El frío me obliga a subir el cuello de la chaqueta. Es de esas noches de insomnio en que a falta de dormir bien está caminar. A las dos de la mañana no son muchos los lugares donde se puede ir, así que decido caminar sin destino. Cruzo el parque Inés de Suárez pensando que me podría sentar si tuviera un discman y estuviera seco, así que sigo hasta Antonio Varas, Castillo Valenzuela y Manuel Montt. Es extraña esta hora en que por las calles pasean los personajes que de día se sienten relegados por la ciudad (no es mi caso, pero aquí estoy por el insomnio), en la esquina hay un viejo fumando, unas cuadras más allá unos cartoneros con una radio a pilas y la cumbia a cuestas. Uno tiene una caja en la cabeza y un gato en la mano, el otro empina un guatero…. (Continuará)

martes, agosto 16, 2005

Sombras

And so it is
Just like you said it would be

La casa cruje iluminada sólo por los refulgores danzantes de la chimenea. La copa de vino que acabo de llenar descansa en mi mano, juego con sus bordes, mientras un cigarrillo se consume en mis dedos. La tenue soledad de The blower daughter’s en la radio se ve acompañada por la infinita música del mar rompiendo la playa. Y yo, sentado en el sofá que he acomodado frente a la mampara abierta, miro la luna dibujar su camino en el agua. Unas pocas nubes la acompañan en rededor, dejando el resto del cielo lleno de estrellas. Trato de dibujarlo, pero mi inutilidad en la plástica me obliga a escribirlo.
Dejo el cuaderno de lado y me valgo de la soledad para construir sueños que hoy sé que nunca cumpliré. Entonces me levanto y salgo a la terraza, con un sorbo de vino fijo la vista en la casa vecina. Distingo una silueta femenina dibujada por la luz de un farol de la playa. No está de perfil, ¿me mirará a mí?, ¿cómo será?. Por lo menos su sombra me da esperanzas. Me gustaría gritarle que se ve hermosa, pero hoy no llegaré a beber tanto. Se vuelve hacia la playa, yo me vuelvo también justo para ver como todo queda a oscuras en un apagón total, un grito de asombro se corea por todos lados, y a tropezones entro a la casa en busca de velas.
La vela del living ilumina lo justo para evitar un tropiezo sin interrumpir el espectáculo que se presenta a mis ojos: lo que hace un momento eran casas ahora son estrellas rojizas repartidas por el cerro.

I can’t take my eyes of off you

Ella sigue ahí, tenue, nuevamente mira hacia acá, es la única persona con la cual comparto la felicidad de un paisaje como este. Mientras la miro la estoy imaginando, ella puede verme tanto como yo a ella, aunque la oscuridad nos separe. Levanto mi copa ofreciéndole un brindis, su sombra responde levantando un vaso, bebemos y una chispa de cigarrillo se enciende en lo que deben ser sus labios. Entonces me acerco al borde de la terraza, ella también se acerca, la miro y saboreo el aire salado como si fuera la sal de su cuerpo. Con un gesto apunta la luna, yo asiento levantando nuevamente mi copa, brindamos. Con un brazo apunto hacia las casas en el cerro, ella asiente levantando su vaso, brindamos. Y así continuamos por un largo rato, brindando en la oscuridad por cuanta cosa se nos ocurría, haciendo breves pausas tras cada sorbo.
Mi copa está vacía, entro para llenarla y cuando vuelvo ya no está, la espero, pero no vuelve. Estoy perplejo, me veo abandonado en esa inmensidad, me paseo por la terraza apurando lo último del vino, me siento y sigo esperando. Por fin me doy cuenta de que no puedo estar allí sin ella, no puedo vivir en esa oscuridad si no está su sombra acompañándome, siento miedo, terror de este abandono tan repentino y sin ningún gesto que lo explique. Ya no sirve de nada levantar mi copa, todo aquello que me fascinó en un momento ahora carece de sentido. La soledad me golpea la cara con fuerza y, resignado, decido entrar nuevamente a la casa y emborracharme con el resto del vino. Miro a la playa por última vez, y veo la chispa de un cigarrillo encenderse en una sombra a la luz de la luna, desesperado de emoción me acerco a la terraza y distingo la silueta sentada en la arena, junto a ella, brilla lo que indudablemente es un vaso.
Sin pensar tomo la botella, y me lanzo por las escaleras confiando en la luna que apenas las alumbra. Llego al borde de la playa, ella está de espaldas, dando la cara al mar. Sin palabras me siento a su lado y levanto mi copa, mientras me alegro de por fin poder ver más que su sombra. Ella me mira y levanta el vaso, los cristales chocan al mismo tiempo que nuestros labios, en un brindis y un beso que no necesitan palabras. Luego de un abrazo ella se levanta, se aleja, y me deja sentado solo en las sombras, con mi copa vacía.

And so it is
The shorter history
No love no glory
No hero in her sky...

...I can´t take my mind of off you...

insomnio

"Con el insomnio nada es real. Todo está lejos. Todo es una copia, de una copia, de una copia."
"Somos consumidores, somos subproductos de una obsesión por el estilo."
"No estés completo nunca, deja de ser perfecto, hay que evolucionar."
"Tus posesiones terminan por poseerte."

Tyler Durden

Closer


Hay cosas que nunca se dicen. O que por lo menos todos sabemos que no deben decirse. Uno siempre guarda secretos hasta con los que más ama. Secretos que revelados desencadenan el inevitable destino. En esto radica lo inquietante de Closer, en que sus personajes llevados por la desesperación (y por el deseo), se obligan a decirse lo que debieran callar. Tal vez por eso sea una película que no puede dejar indiferente, a todos nos toca en algo, todos tuvimos alguna vez la intención de decir aquello que no debemos, de dañar a otro con una revelación innecesaria. Y si alguna vez cometimos ese error, aprendimos del arrepentimiento. Pero en Closer no escarmientan, una y otra vez se ven llevados por lo que dicen y sus vidas cambian para siempre a raíz de sus palabras.
El poder de las palabras y el poder del deseo, el poder de los sentimientos revelados, la desnudez de quien revela lo que siente, todo eso nos hace vulnerables, ante eso conocemos los códigos de las relaciones humanas. Porque uno siempre asume que lo que escucha del otro es sólo una parte de la verdad, como también asume que intentar revelar esa verdad provoca un daño irreparable. La incertidumbre cansa, pero la certeza asesina. Y aveces, como en Closer, lo que creemos certeza no es tal. Las verdades descubiertas por las palabras, a medias o completamente, eso es algo que la película se guarda muy bien de explicar.
Pero entonces ¿Quién decide?

El eterno resplandor de una mente sin recuerdos


Tal vez todos en un momento hemos pensado que la vida sería mucho más fácil si pudiéramos borrar todos esos recuerdos dolorosos que nos hacen sufrir. Si fuera posible borrar a alguna persona por completo de tu vida, borrar a ese ser amado que se fue, y cuyo recuerdo permanece presente tanto en tu mente como en los más mínimos detalles de tu vida cotidiana. Pero, ¿cuán válido es aquello?, ¿estará realmente ahí la solución? Yo creo que no, que olvidar es no superar las cosas, es un escape tan imposible como cobarde. Al final los buenos recuerdos, que siempre los hay, son los que te ayudan a vivir. El saber que una persona te amó y que sigue presente en ti te ayuda a creer un poco más en el mundo, en que no todo es tan malo si la vida te permitió, aunque sea por un momento, abrazar la felicidad.
En “El eterno resplandor de una mente sin recuerdos” se plantea esta misma problemática. Ahí Joel Barish, interpretado por un soberbio Jim Carrey, intenta borrar para siempre de su vida a Clementine (la exquisita Kate Winslet) su pareja y que, al darse cuenta de que ya no lo amaba lo borró a su vez. Pero, ¿cómo lo borró?, en la película existe una empresa al mando de un neurólogo que ofrece como servicio borrar todos aquellos recuerdos de la vida que nos plazcan. Para ello intervienen la mente del individuo, detectan sus recuerdos y los borran en una noche, al tiempo que hacen desaparecer todas las cosas que pudieran traerlos de vuelta. Así, al día siguiente, esos recuerdos que atormentan ya no están. Joel se entera que Clementine lo ha borrado de su vida y entonces decide aplicar el mismo procedimiento en sí mismo. No cuento más para que la vean.
La película narra la historia a través de los recuerdos de Joel intercalándolos con la vida real, lo cual en un comienzo se hace bastante enredado (tuve que poner el comienzo de la película varias veces para entender), pues con ello el tiempo se rompe completamente. Pero todo este collage de imágenes a medida que avanza la historia se van conformando en un todo que revela un guión genial como pocos (Charlie Kaufman, Being John Malkovich), y al final, enredos más, enredos menos, siempre terminamos por conocer el centro de la historia y la verdadera luz de ésta.